"Balada Triste de Trompeta"
Alex de la Iglesia
Pochoclo salpicado en sangre, para no abandonar la costumbre de la -cuanto menos- intensa producción fílmica de Alex de la Iglesia. Si bien esta última entrega no podría ser definida como un éxito rotundo, vale la pena analizarla. Es que los directores tienden a repetir las fórmulas del éxito (léase: Tarantino jamás podría abandonar los regueros de sangre por los que es famoso. Es como pretender que una peli de Michael Bay no tenga explosiones), y “Balada Triste de Trompeta”, homónima a un hitazo de Il Niño Raphael, tiene todos los elementos claves de las recetas eclesiásticas de Alex.
A saber:
A) Antifascismo que roza lo SKA: la política es ineludible y ciertamente vital en la historia que el director quiere construir. La España rota, esa que murió de la otra España, es el escenario predilecto para de la Iglesia, en el que somete a sus personajes a los vaivenes que la Guerra Civil Española demandaba. Literalmente, en un impecable comienzo que rememoraría a una "Bastardos Sin Gloria" versión eshhhhhpañola, los ejércitos revolucionaros irrumpen en el circo de Santiago Segura, el padre del protagonista de nuestra historia. Sanguinaria y deliciosa, los miembros del circo (Segura disfrazado de payaso, que a su vez está disfrazado de mujer) acometen contra las fuerzas fascistas en una magia surreal que sólo de la Iglesia puede parir. Es evidente, dada la impronta dramática que suelen tener las películas del director, que el padre del que ahora se convertirá en el Payaso Triste muere en algún trágico accidente marcando al hijo a fuego. Psicología básica, pues.
B) Un minón. El Payaso Triste (tristemente rellenito, tristemente inoperante. Tiene pinta de manicero. Lo banco, igual) eventualmente cae en un circo. Claramente, si te introduje al tema B con la frase “minón” suponés qué continúa. El protagonista se enamora de -¡oh sorpresa!- la elástica acróbata del circo encarnada en la sensualísima (y pésima actriz) Carolina Bang, oprimida por los besos irlandeses y épicas golpizas del que se convertiría en el partenaire del protagonista: el Payaso Alegre. Sí, triángulo amoroso mediante y todo. Y la trama se complica.
C) Mountain Splash de sangrita. B desencadena C, por supuesto, tal es la lógica fílmica. Peleándose por el amor de la contorsionista, los payasos entablan una guerra sin concesiones que termina con la desfiguración facial de ambos, brote psicópata del protagonista y todo.
D) Vestuario de loca, loca, loca. El Payaso Triste deberá, intentando recuperar el amor de Natalia, la contorsionista que ante tanto despilfarro hematológico debe dejar el circo con sus muy anecdóticos personajes para fundar un cabarulo, sufrir tremenda transformación que lo dejará hecho un… bueno, extravagante caballero armado hasta los dientes con semi-automáticas que se pasea con total impunidad por Madrid con una mitra en la cabeza. Seh, está vestido de Papa lúdico, en definitiva.
E) Más sangre, sangre y sangre.
F) Final incierto y muerrrrrte para todos. La película, que se construía absurda ya desde un principio, tiene ese mensaje de abyección humana que recuerda a Disney con su “Creé en ti mismo!” O sea, una historia que se construye en constantes clímaxs hace que cada giro en el guión parezca absolutamente arbitrario y que, por falta de comparación, puede causar tanto taquicardia, como embole marca ACME. Ciertamente, Alex de la Iglesia tiene su propia firma y hay que tenerlo en cuenta a la hora de animarse a “Balada Triste”, una historia que exige de la pantalla grande. Y de última, tenés a Carolina Bang en escenas de sexo injustificadas. Todos ganamos.
Título: "Balada Triste de Trompeta"
Año: 2010
Origen: España / Francia
Director: Alex de la Iglesia
Principales intérpretes: Santiago Segura, Carolina Bang y Fofito
Duración: 107 minutos.
Comentó: Gabriella Botello, para OXIDO.-
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